lunes, 7 de mayo de 2012

Sensaciones. Irina Belokopytova.



“Saciar el gusanillo es más que fácil: juntas un poco de ganas, te acercas a la estantería y eliges un libro. Porque a diferencia de las máquinas de comida, en la biblioteca, la imaginación no tiene límites”.
<< Siempre he interpretado la lectura como una magnífica forma de viajar sin tener que moverse uno del sofá en el que se acomode con su libro. Creo que es una experiencia absolutamente única la que te proporciona el hecho de avanzar junto con los personajes, sentir sus emociones como si fueran las tuyas, vivir sus aventuras, desdichas o pasiones. Escoger un destino al azar sin necesidad de gastar dinero o hacer el equipaje, solo llevas encima la voluntad y una pizca de imaginación, nada de discriminación o barreras, sino un campo llano sin lindes en el horizonte. Sólo tú, contigo mismo.
Creo que a cada uno de nosotros, aunque a veces lo neguemos, siempre nos llega un momento en la vida en el que nos gustaría ser otra persona, tener otra vida, o simplemente alejarse de todo lo que nos rodea para desnudarnos emocional y mentalmente ante nosotros mismos, transformándonos en jueces de nuestro propio hacer y deshacer.
Algo semejante ocurre cuando tienes un libro entre tus manos: te desentiendes, deseas aventúrate en las profundidades de tu esencia o bien dejar volar la imaginación, te identificas con un elemento, historia o personaje para atreverte, decidir, sentir y concebir aquello que nunca has podido experimentar porque en tu mundo es imposible, has perdido la oportunidad o no aún no la has tenido.
Con un libro a lo mejor te enamoras, a lo mejor ríes o lloras…Puede ocurrir cualquier cosa, y lo más maravilloso de todo es que cuando acabas de pasar la última página y echas un vistazo atrás, te das cuenta de que algo dentro de ti, por mínimo e imperceptible que sea, ha logrado un cambio.
Creo que somos como un cuarto oscuro con infinidad de interruptores; lo único que hace falta es activarlos y que cumplan la función que les toca. Un libro es ese desencadenante, de los variados que hay, para que comiences a  iluminar poco a poco tu interior.
Por otra parte, el anhelo de ciertas mentes de escapar, sobrepasar los límites de la realidad – ésta  en ocasiones algo aburrida y gris – las lleva más allá. Saltando de libro en libro, de una emoción a otra, uno se plantea la posibilidad de crear un mundo propio, a su medida, edificando allí todo lo que nos hace ser como somos. Así es como surgen los libros. Así es como esta embriagadora cadena de palabras y sensaciones nace, se desarrolla, pero nunca muere.
Como humilde encantadora del arte literario, descubrí vida mucho más allá de este mundo entre las páginas de los libros, y también conseguí crear el esbozo de uno propio, mi Nocturno >>

Irina Belokopytova


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