Por Luis Roy Sinusía, profesor de Dibujo
Desde hace años el
Departamento de Dibujo colabora con la Biblioteca en la adquisición de algunos álbumes y
libros ilustrados, exposición y promoción del fondo bibliográfico propio o del
prestado por la Biblioteca
de Aragón, el diseño de marcapáginas o carteles,
como los realizados para todas las ediciones del Maratón del Cuento.
Esta última iniciativa,
propiciada por Leonor Guillén Fernández de Heredia, nuestra antigua bibliotecaria,
sirvió para establecer una fructífera relación entre literatura y aquellos trabajos
gráficos y pictóricos habituales en nuestra asignatura. Descubrimos que un buen
relato servía de punto de partida para generar imágenes y reflexionar, a su vez,
sobre las diversas maneras de representar, más ingenua, expresiva, estilizada o
apegada a la realidad, así como el modo de abordar el relato gráfico, fiel al
texto o bien como una construcción paralela.
En su momento, Leonor nos
propuso relatos populares del Alto Aragón, recogidos por Rafael Andolz, y
varios cuentos de la literatura universal, entre los que destaca,
especialmente, El
príncipe feliz de Oscar Wilde. También en colaboración
con el Departamento de Música realizamos ilustraciones para El Cascanueces
y La flauta mágica,
añadiendo una motivación aún mayor. Además, la obra de Tchaikovsky
nos permitió mostrar a nuestros alumnos dos joyas que ilustran el cuento de
Hoffmann, debidas al talento, poco usual, de Francisco Meléndez (Montena, 1987)
y Roberto Innocenti (Lumen, 1996).
En esta ocasión, los alumnos
de 2º de ESO han ilustrado El Fantasma de Canterville
de Wild, una obra de lectura sencilla y rápida, que nos ha permitido dibujar de
forma inmediata, recrear un escenario gótico, imaginar al protagonista con un
sinfín de atuendos para asustar a sus víctimas y componer viñetas que tratan de
captar los momentos esenciales del relato.
En definitiva, nos hemos
dejado deslumbrar por una obra de gran valor literario, en la que se oponen dos
concepciones de la vida, tratadas de forma muy divertida, con momentos de gran
lirismo y una estructura narrativa amena que cuenta con un desenlace
inesperado, cuando, al final, el tono emotivo que adquiere el cuento deja paso,
de nuevo, al humor.
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